jueves, 20 de noviembre de 2008

LA ANTROPOGENESIS POR Triana Glez Luque

La antropogénesis es una ciencia que estudia el ser humano, desde su origen hasta lo que somos hoy en día, pasando por su evolución, y se puede dividir en tres campos: Físico, socio-cultural y filosófico.
Históricamente hasta el siglo XIX no se aceptó que el ser humano fuese un animal, hoy en día hay quien todavía discute la procedencia animal del hombre y quien discute el modo en el que se produjo dicha evolución. Por ello actualmente se trata mucho el tema del origen y evolución del ser humano para que la humanidad se vaya concienciando, pues como dijo un filósofo " el hecho de que seamos animales y pensemos en ello es sorprendente"
La explicación de un objeto o especie, en este caso el ser humano, se puede dar a través de su origen y su evolución en transcurso del tiempo. Por eso cuando nos miramos a un espejo y nos preguntamos qué somos deberíamos pensar de dónde venimos y cómo hemos llegado a ser lo que somos.
Teorías evolutivas:
A excepción de alguna opinión solitaria, antes del siglo XVIII la gran mayoría era partidaria del fijismo ya que no existían teorías que reflejasen un pensamiento evolucionista. A partir de dicho siglo comenzaron a surgir los pensamientos anteriormente nombrados debidos mayormente a la mentalidad ilustrada que también comenzó por aquella época.
Para poder hablar de teorías evolutivas debemos antes saber que son:
Una teoría es una explicación más o menos pausibe de unos hechos. Aplicando esta definición al concepto de evolución podríamos decir que una teoría evolucionista es una explicación de cómo se produjo el cambio o evolución y de cómo estos cambios fueron pasando de generación a generación.
Cada una de las diferentes teorías que a continuación vamos a explicar apoyan una ideología distinta de cómo fue el proceso evolutivo y se critican unas a otras pues dicen cosas completamente opuestas.
Lamarkismo:
La primera teoría evolutiva, elaborada por Jean Baptiste Lamarck, fue publicada en 1809 en un libro llamado " Filosofía Zoológica". En su teoría Lamarck decía que " la función crea el órgano" afirmando que, por ejemplo: la jirafa para poder comer las hojas de la parte superior de los árboles tenía que estirar el cuello y las piernas hacia arriba todo lo posible, y que por lo tanto estos órganos se desarrollaron hacia arriba para facilitarle su alimentación. En cambio aquellos órganos que no eran usados tendían a desaparecer.
En cuanto a cómo se transmitían dichas alteraciones, Lamarck no da una explicación muy creíble ya que tan solo dice que " algunos de los cambios se transmitían a los descendientes". Su teoría también dice que el equilibrio de las especies estaba relacionado con el equilibrio del medio. Por lo que sí el medio cambiaba las especies tenían que alterar su comportamiento y con ello sus órganos para adaptarse al nuevo medio.
Fijismo:
A lo largo de la primera mitad del siglo XIX las teorías evolucionistas no fueron muy aceptadas pues tanto la dirigencia religiosa como la científica apoyaban "la invariabilidad de las especies"
La teoría del fijismo fue una crítica contra el Lamarckismo apoyada por la gran mayoría ya que no era fácil percatarse de que el medio condicionase los órganos ni que estos se pasasen de generación en generación. Los fijístas argumentaban su rechazo al Lamarckismo diciendo que los padres sordos no tenían hijos sordos.

Darwinismo:
Esta teoría fue publicada en 1958 y un año después Charles Darwin publicó un libro "el origen de las especies" en el cual explicaba su teoría que se basó en cuatro hipótesis. La primera decía que todas las especies tienden a reproducirse hasta saturar su hábitat, esta da paso a la segunda que decía que la abundancia de seres había una gran variedad no solo fenotipicamente, sino genotípicamente. La tercera decía que al haber una saturación del hábitat y una gran variedad en los seres era indudable que surgiesen conflictos en los que, y aquí entra la cuarta idea, sobrevivían aquellos que tenían unos caracteres más aptos.
Estas hipótesis le dieron a Darwin la posibilidad de afirmar que la evolución era una cuestión del azar y que no perseguía ninguna finalidad.

Mutacionismo:
A comienzos del siglo XX científicos como Hugo de Vries, Lucien Cuenot o Thomas Hunt Morgan redescubrieron unos experimentos realizados por Gregorio Mendel de hibridación de los cuales sacó unas leyes de la herencia, que permitieron a dichos científicos alterar el segundo punto de la teoría darwinista, cambiando la idea de una variación continua por mutaciones.
Esos experimentos sirvieron para descubrir que los seres vivos sufrían dos tipos de mutaciones. Unas no se transmitían por lo que no intervenían en la evolución, mientras que las otras alteraban los genes por lo que sí se transmitían a generaciones posteriores y causaban variaciones en los descendientes. Todos estos hallazgos supusieron un refuerzo a que las variaciones/ mutaciones se producían por azar.

Neodarwinismo:
Es la teoría adoptada oficialmente por los científicos contemporáneos. Es un a mezcla entre las teorías de Darwin, Mendel, Vries y Morgan, que concluyen en que la evolución es el resultado de la selección natural y las mutaciones.
Esta teoría se basa en " una gran variedad genética" que quiere decir que a partir de un origen se producen muchas combinaciones genéticas, al azar, que se transmiten hereditariamente y en " la selección natural" que se encarga de seleccionar los genotipos más aptos y eliminar los menos aptos, decidiendo así qué especies surgirán.
Todo esto nos hace llegar a la conclusión de que la evolución depende de muchos factores externos ( condiciones climatológicas, relaciones entre especies, etc.) y que no todas las especies evolucionan a la misma velocidad.

También hay otras teorías que han ido surgiendo más tarde y que no son tan conocidas como las anteriores pero que hay quien dice que a medida que pase el tiempo irán ganando adeptos, como podría ser la teoría acuática que defiende que el hombre no evolucionó en un medio tipo sabana sino en uno tipo manglar y que expone que es más fácil que el bipedismo se hubiese desarrollado en una zona con agua ya que entonces si que surgiría la necesidad de ponerse de pie para no ahogarse. También afirma que es más fácil explicar la pérdida de vello corporal en una zona acuosa que en una sabana.

La evolución es un hecho aceptado mundialmente e indudable, así como hay teorías que explican como sucedió dicha evolución también hay una serie de pruebas que verifican la evolución entre las cuales cabe destacar las siguientes:
las bioquímicas que se basan el las semejanzas y diferencias entre las estructuras genéticas de los seres vivos.
Las anatómicas que comparan los órganos de varias especies separándolos en dos grupos principales: los homólogos que son aquellos que tienen un mismo origen y están en una situación similar en el cuerpo, y los vestigiales que son aquellos que en unas especies están muy desarrollados y en otras está prácticamente desparecidos cuando no atrofiados.
Las embriológicas que estudian la relación y semejanza de el desarrollo embriológico de varias especies.
Las taxonómicas que clasifican a los seres vivos de hoy y estudian su semejanza de sucesión.
Las paleontológicas que estudian los fósiles para "establecer líneas evolutivas de las especies"

Evolución del ser humano:

Homo Habilis:
Hábilis: del griego "habilidoso"
Hace tres millones de años aparece un ser en África que es un poco más alto que los demás (1.10 m) y que posee una capacidad craneal un 50% más grande que sus antecesores (600-800 cm3). Fueron los primeros en fabricar herramientas de piedra, no se han encontrado grandes armas de matar por lo que se supone que tenían hábitos carroñeros.
Homo Ergaster:
Ergaster: del griego "trabajador"
Hace dos millones de años el habilis da paso al ergaster que conquista el mundo entero en un espacio muy corto de tiempo (5000 generaciones)
Homo Erectus:
Una vez que el ergaster llega a Asia (hace 1.5 millones de años) sufre una serie de mutaciones y surge el homo erectus. Su altura es semejante a la del hombre actual
Homo Antecessor:
Antecessor: explorador
Surge hace 800.000 años, su capacidad craneal es similar a la del erectus (900-1200cm3), sus dientes tenían un modelo actual y sus huesos muestran que tenía una estatura y proporciones actuales. La gran parte de restos fósiles encontrados se hallan en Atapuerca y muestran que fueron asesinados y comidos por los caníbales.
Homo Sapiens Neandertalensis:
También conocido como el hombre de neandertal.
Descendiente del antecessor de Atapuerca, el neandertal tenía una estructura corporal más musculosa y maciza que la actual.
Homo Sapiens Sapiens:
También conocido como el hombre de Cromagnon.
Hace cien mil años surgió en África este homo y se fue expandiendo poco a poco por el resto del planeta (hace 100.000 llegó a América, hace 60.000 llegó a Australia y hace 40.000 llegó a Europa).
Su capacidad craneal es similar al nuestro al igual que su estatura. Sus herramientas son mucho más sofisticadas ya que combinan materiales como el hueso, la piedra y la madera. Los sapiens eran tanto cazadores como recolectores y el descubrimiento de la agricultura supuso una explosión demográfica. Su cerebro desarrollado le permitió tener un pensamiento más profundo (una conciencia).
Este homo nos dejó muestras de su cultura a través de pinturas rupestres que comenzaron siendo simples trazos en las paredes pero que fueron adquiriendo complejidad en el transcurso del tiempo.
El sapiens enterraba a sus seres queridos con rituales religiosos lo que nos da a entender que creían en una vida posterior a la muerte. Pero el hecho de que solo unos tuviesen el privilegio de ser enterrados nos muestra que por aquel entonces ya existía un orden social.

LA EVOLUCION por Triana Glez Luque


La evolución biológica es el proceso continuo de transformación de las especies a través de cambios producidos en sucesivas generaciones., padre de la teoría de la evolución por selección natural
Generalmente se denomina evolución a cualquier proceso de cambio en el tiempo. En el contexto de las ciencias de la vida la evolución es un cambio en el perfil genetico de una población de individuos, que puede llevar a la aparición de nuevas especies a la adaptación a distintos ambientes o a la aparición de novedades evolutivas.
A menudo existe cierta confusión entre hecho evolutivo y teoría de la evolución. Se denomina hecho evolutivo al hecho científico de que los seres vivos están emparentados entre sí y han ido transformándose a lo largo del tiempo. La teoría de la evolución es el modelo científico que describe la transformación evolutiva y explica sus causas.
Charles Darwin y Alfred Russel Wallace propusieron la selecion natural como principal mecanismo de la evolución. Actualmente, la teoría de la evolución combina las propuestas de Darwin y Wallace con las leyes de Mendel y otros avances genéticos posteriores.
El científico evolucionista más importante del siglo XIX fue Charles Darwin (1809-1882
En 1831 se integró, como naturalista, a la tripulación del barco de la marina inglesa "HMS Beagle", que realizaría una expedición de mapeo alrededor del mundo durante 5 años. Este viaje fue esencial en el pensamiento de Charles Darwin. En las islas Galápagos, en el Océano Pacífico frente a Sudamérica, quedó muy impresionado por las especies de animales que vió y, sobre todo, por las sutiles diferencias entre los pájaros de las islas del archipiélago. A partir de estas observaciones, Darwin se dio cuenta que estas diferencias podían estar conectadas con el hecho de que cada especie vivía en un medio natural distinto, con distinta alimentación.
En ese momento comenzó Darwin a delinear sus ideas acerca de la evolución.Darwin entendió que toda población consiste de individuos ligeramente distintos unos de otros. Las variaciones que existen entre los individuos hace que cada uno tenga distintas capacidades para adaptarse al medio natural, reproducirse exitosamente y transmitir sus rasgos a su descendencia. Al paso de las generaciones, los rasgos de los individuos que mejor se adaptaron a las condiciones naturales se vuelven más comunes y la población evoluciona. Darwin llamó a este proceso "descendencia con modificación". Del mismo modo, la naturaleza selecciona las especies mejor adaptadas para sobrevivir y reproducirse. Este proceso se conoce como "selección natural".
El pensamiento de Darwin también estuvo muy influenciado por las ideas de Thomas Malthus, que escribió que la población humana tendía a crecer exponencialmente y con ello a acabarse los recursos alimenticios disponibles. Esto provoca crisis que lleva a los individuos a competir entre ellos por la supervivencia. Darwin creía que las variaciones en los rasgos hereditarios de los individuos los hacía más o menos capaces de enfrentarse a la competencia por los recursos.Alfred Russel Wallace es conocido sobre todo por haber alcanzado el concepto de selección natural central en la teoría biológica de la evolución, independientemente de Darwin.
En 1855 Wallace publicó un artículo titulado "On the law which has regulated the introduction of new species" donde defendía el hecho de la evolución, aunque sin atribuirle una causa.
Tres años más tarde, un nuevo artículo ("On the tendency of varieties to depart indefinitely from the original type") proponía la selección natural como el mecanismo explicativo de la transmutacióń de las especies. Wallace remitió el artículo a Darwin para su revisión. Cuando éste lo leyó, se encontró con lo que calificó como el mejor resumen imaginable de las ideas que él mismo llevaba gestando trabajosamente desde hacía más de veinte años.
F. J. Ayala, que acaba de recibir el premio Cristóbal Gabarrón de Ciencia e Investigación por su contribución en los campos de la genética y el estudio de los organismos causantes de distintas enfermedades. Las doctrinas impartidas por algunas iglesias, afirma Ayala, sostienen que la ciencia es materialista y hay que eliminarla o bien utilizar los conocimientos científicos para probar la existencia de Dios. Para el biólogo estadounidense, aunque España es un país mucho menos religioso que Estados Unidos, donde el 90% de los ciudadanos se consideran creyentes, estas iglesias son peligrosas porque tienen un gran poder de convicción y atraen a personas con poca educación y baja cultura científica. Ayala, nacido en España pero nacionalizado estadounidense, acaba de publicar 'Darwin y el Diseño Inteligente' (Ed. Alianza), que trata de demostrar que el diseño inteligente es contrario a la religión católica, 'porque los organismos tienen fallos que hacen imposible que puedan haber sido diseñados por un ser superior'.
Francisco J. Ayala es uno de los más prestigiosos científicos españoles en activo, es conocido por sus estudios del reloj molecular evolutivo, o técnica de estimación del lapso entre eventos evolutivos, así como de otros temas relacionados. F. J. Ayala es autor, entre otros, de los siguientes libros: “Evolución” (1980), “Genética moderna” (1984) y “La naturaleza inacabada” (1987)

Evolución y sistemas éticos y sociales
La teoría de la evolución por acción de la seleccion natural también ha sido adoptada como fundamento para varios sistemas éticos y sociales, como el Darwinismo social, el cual mantiene que la supervivencia del más apto explica y justifica las diferencias de bienestar y éxito entre las sociedades, las personas y la eugenesia, que claman que la civilización humana estaba revirtiendo la selección natural permitiendo que los menos aptos sobrevivieran y se procrearan en exceso con respecto a los más aptos. Después de que las atrocidades del Holocausto fueran vinculadas con la eugenesia, la opinión pública científica dejó de ver de manera favorable la relación entre la selección natural y el Darwinismo social y la eugenesia (a pesar de que tampoco había sido realmente aceptada universalmente en el pasado).
Algunos creacionistas, como Kent Hovind , creen que la evolución es la base para el Nazismo , Comunismo , Marxismo , la alabanza a la Madre Tierra , racismo , etc.
La noción de que los humanos comparten ancestros comunes con otros animales, también afectó la manera en la que algunas personas ven la relación entre los humanos y otras especies. Muchos de los defensores de los derechos humanos mantienen que si los animales y humanos son de la misma naturaleza, por lo que entonces los derechos no pueden ser distintos para los humanos.

Otras teorías y criticas científicas
La teoría sintética es el modelo explicativo más explorado y robusto de los que se dispone actualmente para comprender los fenómenos evolutivos. Aunque no existe hoy una sólida teoría alternativa desarrollada, algunos científicos si han reclamado la necesidad de realizar una reforma, ampliación o sustitución de la Teoría Sintética, con nuevos modelos capaces de integrar la biología del desarrollo o incorporar una serie de descubrimientos biológicos cuyo papel evolutivo se está debatiendo, tales como ciertos mecanismos hereditarios epigenéticos, la Transferencia horizontal de genes ; o propuestas como la existencia de múltiples niveles jerárquicos de selección o la plausibilidad de fenómenos de asimilación genómica para explicar procesos macroevolutivos (incremento de complejidad por integración en complemento al incremento en complejidad por transformación -gradual-).
Los aspectos más criticados de la teoría sintética son: el gradualismo , que ha obtenido como respuesta el modelo del equilibrio puntuado de Niles Eldred y Stephen Jay , la preponderancia de la selección natural frente a los motivos puramente estocásticos ; la explicación al comportamiento del altruismo ; y el reduccionismo geneticista que evitaría las implicaciones holísticas y las propiedades emergentes a cualquier sistema biológico complejo.
Sin embargo, la comunidad científica los considera solo como desacuerdos y nuevas ideas sobre puntos específicos, y que la teoría misma no ha sido rebatida en el campo de la biología, siendo comúnmente descrita como la "piedra angular de la biología moderna".


La evolución humana o también hominización se define como el proceso de transformación de la especie humana desde sus ancestros hasta el estado actual. El estudio de dicho proceso es una búsqueda interdisciplinar en la que se aúnan conocimientos procedentes de ciencias como la antropologia fisica, la linguistica y la genetica.

jueves, 30 de octubre de 2008

OrTeGa Y GaSseT


1) BiOgRaFia:
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José Ortega y Gasset (1883-1955)

José Ortega y Gasset, el segundo de cuatro hermanos, nació en Madrid el 9 de mayo de 1883, en una familia madrileña acomodada perteneciente al círculo de la alta burguesía del lugar, entre 1891 y 1897 estudiaría en el Colegio jesuita de San Estanislao de Miraflores del Palo, en Málaga. Su abuelo materno gallego, Eduardo Gasset y Artime, había fundado el diario El Imparcial, que más tarde su padre, José Ortega Munilla, pasaría a dirigir.
Así, cabe destacar que Ortega y Gasset se crió en un ambiente culto, muy vinculado al mundo del periodismo y la política. Su etapa universitaria comienza con su incorporación a los estudios de la Universidad de Deusto, Bilbao (1897–98) y prosigue en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid (18981904).
Doctor en Filosofía de la Universidad de Madrid (1904) con su obra Los terrores del año mil. Crítica de una leyenda. Entre 1905 y 1907 realizó estudios en Alemania: Leipzig, Núremberg, Colonia, Berlín y, sobre todo, Marburgo. En esta última, se vio influenciado por el neokantismo de Hermann Cohen y Paul Natorp, entre otros.
De regreso a España es nombrado profesor numerario de psicología, lógica y ética de la Escuela Superior del Magisterio de Madrid (1909), y en octubre de 1910 gana por oposición la cátedra de metafísica de la Universidad Central, vacante tras el fallecimiento de Nicolás Salmerón.
Tras casarse con Rosa Spottorno, en 1914 nace en Madrid su hija, Soledad Ortega Spottorno, quién en 1978 creará la Fundación José Ortega y Gasset, de la que será su presidenta de honor. En 1918 nacerá su hijo José Ortega Spottorno, que será ingeniero agrónomo.
Colaborador del diario El Sol desde 1917, donde publica bajo la forma de folletones dos obras importantes: España invertebrada y La rebelión de las masas. Durante la II República es elegido diputado por la provincia de León, cargo en el que permaneció durante un año. En 1923 funda la Revista de Occidente, siendo su director hasta 1936. Desde esta publicación promoverá la traducción y comentario de las más importantes tendencias filosóficas y científicas en nombres tales como: Oswald Spengler, Johan Huizinga, Edmund Husserl, Georg Simmel, Jakob von Uexküll, Heinz Heimsoeth, Franz Brentano, Hans Driesch, Ernst Müller, Alexander Pfänder, Bertrand Russell y otros. (Al respecto véase, de Evelyne López Campillo, La Revista de Occidente y la formación de minorías (1923–1936), Editorial Taurus, Madrid, 1972).
Cuando comenzó la Guerra Civil Española en julio de 1936, Ortega se hallaba enfermo en su domicilio; apenas tres días tras el comienzo de la contienda, se presentaron en su domicilio varios comunistas armados de pistolas que exigieron su firma al pie de un manifiesto contra la sublevación y en favor del Gobierno republicano. Ortega se negó a recibirlos y fue su hija la que en una conversación con ellos —conversación que, como ella misma relató más tarde, llegó a ser muy tensa-, consiguió convencerlos de redactar otro texto muy corto y menos politizado y que, efectivamente, acabó siendo firmado por Ortega, junto con Gregorio Marañón, Ramón Pérez de Ayala y otros intelectuales. En su Prólogo para ingleses, escrito ya en el exilio, se refiere Ortega a este episodio. En ese mismo mes de julio y a pesar de su grave enfermedad, salió de España (lo que consiguió gracias a la protección de su hermano Eduardo, persona de valimiento cerca de diversos grupos políticos de izquierda) y se exilió; primero en París, luego en Holanda y Argentina, hasta que en 1942 fijó su residencia en Lisboa. A partir de 1945 su presencia en España fue frecuente, pero habiéndosele impedido recuperar su cátedra, optó por fundar un «Instituto de Humanidades» donde impartía sus lecciones. Durante estos años, y hasta su muerte en 1955, fue fuera de España —sobre todo en Alemania—, donde recibió el crédito y las oportunidades de expresión que correspondían a su prestigio.
Ortega y Gasset ejerció una gran influencia en la filosofía española del siglo XX no sólo por la temática de su obra filosófica, sino también por su estilo literario ágil, descrito por algunos como próximo al Quijote, que le permitió llegar fácilmente al público general.
Contexto Histórico
En el mundo El mundo del siglo XX se caracteriza por caminar entre progresos tecnológicos, concentración de capitales, distintos apetitos imperialistas y sus consecuencias bélicas, contradicciones entre los regímenes aparentemente liberales y parlamentarios y la resistencia de las ya desfasadas estructuras sociales, políticas e ideológicas del Antiguo Régimen.
Durante este siglo nace el cine, el cubismo de Picasso. Las grandes empresas alemanas comienzan a barrer varios sectores de mercado europeos mientras que en América los estadounidenses desbordan a Francia en la producción del automóvil.
Crece el movimiento obrero, y como consecuencia nacen el Partido Socialdemócrata de Alemania y el Partido Laborista británico. Francia ya se ha convertido definitivamente en el modelo de estado burgués, democrático y laico, mientras que en Rusia estalla la Revolución de Octubre.
El pensamiento científico da pasos agigantados que presagian la nueva era: Max Planck desarrolla su teoría cuántica, Einstein su teoría de la relatividad, Landsteiner descubre los grupos sanguíneos humanos, Ramon y Cajal demuestra en 1901 la estructura del tejido nervioso y las neuronas, y en el mismo año Freud publica su obra Psicopatología de la vida cotidiana.
Como hemos dicho, se trata de una época de ansia imperialista. Aparecen numerosos imperios coloniales. Las grandes potencias se anexionan más de 17 millones de kilómetros cuadrados de otros continentes, con millones de poblaciones.
En España
Pero España no queda al mismo nivel que estas potencias. De hecho, más que ganar territorios, los pierde, en el Desastre del 98, comenzando así una nueva época de crisis política e ideológica.
Desde el nacimiento de Ortega en 1883 hasta su muerte en 1955 se suceden en España diferentes formas de Estado. Nace durante el reinado de Alfonso XII en plena restauración borbónica. Dos años después, en 1885, muere el rey y comienza la etapa de regencia de su segunda esposa, María Cristina. En este periodo se mantiene el sistema turnista propuesto por Cánovas del Castillo años atrás. Este sistema traería una etapa de crecimiento y desarrollo al país, pero significaba una gran corrupción política que aceleraría la crisis. Como hemos dicho, en 1898 se produce el llamado desastre del 98, la pérdida de las colonias españolas en Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Esto, junto a la crisis política, pondrán en marcha un movimiento, el Regeneracionismo que propone un renacer ideológico y político del país para una posterior reforma económica.
Pero Ortega no es propiamente regeneracionista, sino que perteneció a la Generación del 14 o novecentista, generación con un punto de vista más positivo que el de sus antecedentes del 98.
En 1923 el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera se subleva contra el gobierno y da un golpe de estado respaldado por la corona. Este golpe pretendía, oficialmente, poner fin a la guerra de Marruecos, que ya se había convertido en un problema considerable. Sin embargo, no perseguía únicamente este fin, el desastre de Annual, o derrota de Annual, en términos más impersonales, fue objeto de investigación por parte del gobierno, con el fin de aclarar las causas del suceso, las causas apuntaron directamente al ejercito y la monarquía, se sustancia en esto, junto a posibles intereses ideológicos en contra del auge del socialismo tras la Revolución de 1917, que Primo de Rivera efectuara el golpe de estado en 1923.
Tras la crisis económica de 1927, acentuada en 1929, la violenta represión de obreros e intelectuales y la falta de sintonía entre la burguesía y la dictadura será el objeto en cuestión a partir del cual se une toda la oposición en Agosto de 1930 en el llamado Pacto de San Sebastián. Tras la dimisión de Primo de Rivera, los gobiernos de Dámaso Berenguer (la denominada «dictablanda») y de Juan Bautista Aznar-Cabañas no harán otra cosa que prolongar momentáneamente la decadencia, hasta que en las elecciones municipales de 1931 el rey, aún habiendo salido victorioso, decide marchar, proclamándose el 14 de abril la Segunda República Española.
Ésta pasará por distintas formaciones de gobierno. Comienza con la etapa del bienio social-azañista, un periodo de numerosas reformas de toda índole; tras esta etapa llega el bienio radical-cedista, caracterizado por la anulación de las reformas anteriores y una serie de medidas de represión para las distintas revoluciones, entre ellas la de Asturias en el 1934.
Siguiendo las pautas de la Komintern, varios partidos de izquierdas se unen en el denominado Frente Popular, que se concibe como un frente antifascista. Gobernará, oficialmente, desde el 1936 hasta el 1939. Pero el 17 de julio de 1936 se produce el golpe de estado en Melilla, cuyo ambiguo resultado, debido principalmente a la resistencia de las clases populares, dará lugar a la Guerra Civil Española.
Ésta fue un preámbulo de la Segunda Guerra Mundial que poco después se produciría en el resto de Europa, dada la confrontación entre las dos principales ideologías que convivían en el momento. Aparte del drama que supuso el conflicto civil, el triunfo de las fuerzas sublevadas dirigidas por el general Franco supuso el establecimiento de una dictadura del ejército que duraría 36 años.
Filosófico
En el siglo XX Europa se debatía entre dos corrientes de pensamiento: el vitalismo y el historicismo. Desde el vitalismo se considera que la esencia de la realidad no se reduce a la razón pura,sino a un principio originario fundamental, que es la vida. El historicismo, surgido en Alemania sostiene que la historia es el elemento más importante para los seres humanos, el devenir de las cosas referidas al ser individual o a la comunidad en general. El ser humano es historia, y se va constituyendo a lo largo del tiempo. Como consecuencia de estas tendencias surgieron en la filosofía orteguiana los conceptos de razón vital y razón histórica.
En España cobró especial importancia el krausismo, movimiento de renovación cultural promovido por Giner de los Ríos y la Institución Libre de Enseñanza. A este le siguió la generación del 98, caracterizada por su preocupación por España. A este respecto, partían de una visión pesimista del presente español, provocada por su profunda crisis moral. De esta generación destaca un pensador original, asistemático y solitario, Miguel de Unamuno, que recoge en sus obras temas de Kierkegaard cuando este era prácticamente desconocido en Europa.

Se encuentra unida a la palabra «circunstancia», que Ortega hace famosa en su expresión: «Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo». (Meditaciones del Quijote, 1914). Mantiene los principios esenciales de su perspectivismo en periodos posteriores de su pensamiento.
A partir de El tema de nuestro tiempo desarrolla el «raciovitalismo», teoría que funda el conocimiento en la vida humana como la realidad radical, uno de cuyos componentes esenciales es la propia razón.
Para Ortega, la vida humana es la realidad radical, es decir, aquella en la que aparece y surge toda otra realidad, incluyendo cualquier sistema filosófico, real o posible. Para cada ser humano la vida toma una forma concreta.
Denomina «razón vital» a un nuevo tipo de razón —en rigor, el más antiguo y primario—, y «raciovitalismo» al modo de pensar que se apoya en su nuevo concepto de razón. La razón vital es una razón que se va realizando constantemente en la vida a la cual es inherente.
El perspectivismo o «doctrina del punto de vista» es una doctrina filosófica que sostiene que toda percepción e ideación es subjetiva. El individuo mira desde un punto de vista concreto, en una dirección propia.
Para Ortega, la perspectiva es la forma que adopta la realidad para el individuo. Esto no le hace caer en el subjetivismo, pues para él cada sujeto tiene su propia forma de acceder a la realidad, su propia parte de verdad, que puede ser incluso contradictoria con la de los demás.
La verdad absoluta, omnímoda, es la suma de las perspectivas individuales, que, por eso mismo, son verdaderas parcialmente. Esta verdad absoluta residiría en lo que llamamos Dios.
La razón vital es la razón que plantea Ortega, en sustitución de la razón pura cartesiana de la tradición filosófica. Esta razón integra todas las exigencias de la vida, nos enseña la primacía de esta y sus categorías fundamentales. No prescinde de las peculiaridades de cada cultura o sujeto, sino que hace compatible la racionalidad con la vida.
La razón vital es el principio clave del raciovitalismo.
Con la frase «Yo soy yo y mi circunstancia», Ortega insiste en lo que está en torno al hombre, todo lo que le rodea, no sólo lo inmediato, sino lo remoto; no sólo lo físico, sino lo histórico, lo espiritual. El hombre, según Ortega, es el problema de la vida, y entiende por vida algo concreto, incomparable, único: «la vida es lo individual»; es decir, yo en el mundo; y ese mundo no es propiamente una cosa o una suma de ellas, sino un escenario, porque la vida es tragedia o drama, algo que el hombre hace y le pasa con las cosas. Vivir es tratar con el mundo, dirigirse a él, actuar en él, ocuparse de él. En otros términos, la realidad circundante «forma la otra mitad de mi persona». Y la reimpresión de lo circundante es el destino radical y concreto de la persona humana.
El hombre es un ser que se encuentra inmerso, sumergido en una circunstancia (o naturaleza), la cual le presenta distintas concepciones de su estado físico y mental. Por tanto deja al hombre la misión de satisfacerlas. En el cumplimiento de tal tarea, agrega Ortega, es que el hombre crea la técnica, que, según este gran autor, podemos definir como «la reforma que el hombre impone a la naturaleza en vista de la satisfacción de sus necesidades». Ortega y Gasset definía al hombre como un «ser compuesto de realidades circunstanciales creadas por la opacidad en la forma de pensar y en el sedentarismo como fuente inspiradora de las culturas neopensantes incapaces de olvidar la tirantez que usurpa el conjunto de la sabiduría».

2) ObRaS:

1914 Meditaciones del Quijote • Vieja y nueva política 1915 Investigaciones psicológicas (Curso explicado entre 1915-16 y publicado en 1982) 1916 Personas, Obras, Cosas (artículos y ensayos escritos entre 1904 y 1912: «Renan», «Adán en el Paraíso», «La pedagogía social como programa político», «Problemas culturales», &c.) 1916-1934 El Espectador (8 tomos publicados entre 1916 y 1934) 1921 España Invertebrada 1923 El tema de nuestro tiempo 1924 Las Atlántidas 1925 La deshumanización del Arte e Ideas sobre la novela 1927 Espíritu de la letra • Mirabeau o el político 1928-1929 ¿Qué es filosofía? (curso publicado póstumamente en 1957), Kant 1929-1931 ¿Qué es conocimiento? (Publicado en 1984, recoge tres cursos explicados en 1929, 1930 y 1931, titulados, respectivamente: «Vida como ejecución (El ser ejecutivo)», «Sobre la realidad radical» y «¿Qué es la vida?») 1930 La rebelión de las masas • Misión de la Universidad 1931 Rectificación de la República; La redención de las provincias y la decencia nacional 1932 Goethe desde dentro • Unas lecciones de metafísica (curso dado entre 1932-33 y publicado en 1966) 1933-34 En torno a Galileo (curso explicado en 1933 del que se publicaron algunas lecciones en 1942 bajo el título Esquema de las crisis) 1934 «Prólogo para alemanes» (prólogo a la tercera edición alemana de El tema de nuestro tiempo. El propio Ortega prohibió su publicación «por los sucesos de Munich de 1934». Finalmente se publicó en español en 1958.) 1935 Historia como sistema (1ª edición en inglés. La versión española es de 1941 e incluye su ensayo sobre «El Imperio romano»). 1939 Ensimismamiento y alteración. Meditación de la técnica 1940 Ideas y Crencias, • Sobre la razón histórica (curso explicado en Buenos Aires y publicado en 1979 junto a otro dado en Lisboa sobre el mismo asunto.) 1942 Teoría de Andalucía y otros ensayos • Guillermo Dilthey y la Idea de vida 1944 Sobre la razón histórica (curso dado en Lisboa, vid. supra) 1946 Idea del Teatro. Una abreviatura (conferencia dada en Lisboa, abril, y en Madrid, mayo; publicada en 1958, aunque en el núm. 62 de la Revista Nacional de educación ofreció una versión de la pronunciada en Madrid.) 1947 La Idea de principio en Leibniz y la evolución de la teoría deductiva (publicado en 1958).
3) PeNsAmIeNtO fIlOsOfIcO:
LAgunas ideas del pensamiento de aristoteles:
Las llamadas escuelas socráticas fueron iniciativa de sus seguidores. Acerca de su actividad filosófica nos han llegado diversos testimonios, contradictorios entre ellos, como los de Jenofonte, Aristófanes o Platón, que suscitan el llamado problema socrático, es decir la fijación de la auténtica personalidad de Sócrates y del contenido de sus enseñanzas. Si creemos a Jenofonte, a Sócrates le interesaba fundamentalmente la formación de hombres de bien, con lo que su actividad filosófica quedaría reducida a la de un moralista práctico: el interés por las cuestiones lógicas o metafísicas sería algo completamente ajeno a Sócrates.
El rechazo del relativismo de los sofistas llevó a Sócrates a la búsqueda de la definición universal, que pretendía alcanzar mediante un método inductivo; probablemente la búsqueda de dicha definición universal no tenía una intención puramente teórica, sino más bien práctica. Tenemos aquí los elementos fundamentales del pensamiento socrático..
Los sofistas habían afirmado el relativismo gnoseológico y moral. Sócrates criticará ese relativismo, convencido de que los ejemplos concretos encierran un elemento común respecto al cual esos ejemplos tienen un significado.

4) ApLiCaCiOnEs FiLoSoFiCaS:

Los hombres más capaces de pensar sobre el amor son los que menos lo han vivido; y los que lo han vivido suelen ser incapaces de meditar sobre él.
Frase de Amor, Pensamiento, Vida de José Ortega y Gasset


Repercusiones:

Ortega y Gasset es, tal vez, el más importante filósofo español; sus obras han sido traducidas a multitud de lenguas extranjeras (principalmente su obra más conocida, La rebelión de las masas), y han dado lugar a infinidad de artículos y libros interpretativos. En la España anterior a la guerra civil Ortega fue uno de los grandes protagonistas de la vida cultural, tanto desde la conferencia y el artículo periodístico, como desde la cátedra en la Universidad y el mundo editorial y erudito. En este campo, por ejemplo, basta señalar que fundó y dirigió desde 1923 hasta 1936 "Revista de Occidente" y la editorial del mismo nombre, editorial que puso a disposición de los lectores españoles lo mejor que en Europa (particularmente Alemania) se producía en el mundo de la filosofía y las ciencias humanas.
Su compromiso social le llevó también al compromiso político: oposición a la dictadura de Primo de Rivera, dimisión de su cátedra en la Universidad tras el cierre de ésta, fundación de la "Agrupación al servicio de la República” (1931) y diputado en las Cortes Constituyentes (1931). En 1936 comienza la guerra civil y el exilio de Ortega, primero en Europa (Francia y Holanda) y más tarde en Sudamérica, principalmente Argentina, y en Portugal. En 1945 regresa a España, pero no se incorpora a su cátedra de la Universidad. En 1948 funda junto con Julián Marías el "Instituto de Humanidades", en donde impartirá cursos, alguno de los cuales de tanta trascendencia como el publicado en 1957 El hombre y la gente. Muere en Madrid el 18 de Octubre de 1955.
Tras la Guerra Civil, aunque marginado por los círculos académicos, su influencia se extiende, además del círculo de orteguianos españoles (Xirau, Gaos, Marías, Ferrater Mora, Laín Entralgo, Aranguren...) al pensamiento latinoamericano. Dado la diversidad de intereses de Ortega y su fecundidad de pensamiento, su influencia estuvo presente también en otros campos más allá del estrictamente filosófico: en la historia del periodismo queda como uno de los grandes maestros del articulismo, dio a conocer a los principales autores de la Generación del 27, se ocupó de la novela, el arte, la ciencia y la técnica, la unidad europea...

Influencia en otros pensadores:
Se encuentra unida a la palabra «circunstancia», que Ortega hace famosa en su expresión: «Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo».
Ejerció notable influencia en investigadores, teólogos y escritores como Antonio Machado, Luis Casar, Ignacio Ellacuría, Manuel García Morente, Pedro Caba Landa, Joaquín Xirau, Xavier Zubiri, José Gaos, Luis Recaséns Siches, Manuel Granell, Francisco Ayala, María Zambrano, Pedro Laín Entralgo, José Luis López-Aranguren, Miguel Reale, Julián Marías, Francisco Soler Grima (1924–1982), Antonio Rodríguez Huéscar, Juan David García Bacca, Jorge Millas Jiménez, Martín Cerda, Hernán Larraín Acuña, Arturo Gaete, fallecido en 2007, Arturo García Astrada, Adela Cortina, Félix Schwartzmann, José Ferrater Mora, Octavio Paz, Mario Vargas Llosa, Antonio Skármeta, Luis Sánchez Latorre (Filebo), fallecido en 2007, Albert Camus, Paulino Garagorri, (1916–2007), José Antonio Primo de Rivera, y sobre las corrientes de la nueva metafilosofía, denominada «Metafísica del estar», basadas en el perspectivismo (Olavo de Carvalho). Además, cuando estaba en prisión, el teólogo alemán Dietrich Bonhoeffer mandó pedir las versiones en alemán de libros de Ortega y Gasset; específicamente, Historia como sistema, Del Imperio Romano y En torno a Galileo. Esquema de las crisis históricas (cfr. Cartas de amor desde la prisión, Ed. Trotta, Madrid, 1997)

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HuMe


1) BiOgRaFia:
David Hume nació en Edimburgo el 26 de abril de 1711, siendo el hijo menor de una buena familia, pero modesta económicamente. Su padre murió siendo él un niño, por lo que vivió con su hermano y su hermana bajo el cuidado de su madre.
Infancia y adolescencia:
A la precoz edad de doce años, su familia le envió a la Universidad de Edimburgo (lo habitual era ingresar a los catorce). En un principio decidió dedicarse al derecho, pero acabó desarrollando, según sus palabras: «una infranqueable aversión a todo excepto las indagaciones de la filosofía y al saber general, y mientras mi familia creía que estaba estudiando detenidamente a Voet y Vinnius; Cicerón y Virgilio eran los autores que devoraba en secreto ». Mostró poco respeto por los profesores, como se recoge en un comentario suyo de 1735 a un amigo: «No hay nada que se pueda aprender de un profesor que no se pueda encontrar en los libros».
En 1729, a la edad de dieciocho, Hume realizó un descubrimiento filosófico que le abriría «un nuevo lugar del pensamiento». No dijo cuál había sido ese descubrimiento, pero parece probable que fuese su teoría de la causalidad - que nuestras creencias acerca de la causa y el efecto dependen de los sentimientos, la costumbre y el hábito, y no de la razón o las abstractas e imperecederas leyes de la naturaleza
De esos años data la composición de su primera obra, "Tratado sobre la naturaleza humana", redactada "durante mi retiro en Francia -primero en Reims, pero principalmente en La Flèche, Anjou", según nos cuenta en su autobiografía. Recordemos que fue precisamente en La Flèche donde había estudiado Descartes, lo que ha dado motivo a ciertas especulaciones sobre la intencionalidad de este retiro en el mismo lugar por parte de Hume. En 1737 regresa a Londres, dirigiéndose posteriormente a Escocia, donde vivirá unos años con su madre y hermano. En 1739 publicará los dos primeros volúmenes del "Tratado", al que seguirá el tercero en 1740. El poco éxito alcanzado significó un duro golpe para Hume, que llega a decir en su autobiografía "jamás intento literario alguno fue más desgraciado que mi Tratado de la naturaleza humana". No obstante, el éxito obtenido posteriormente, en 1742, por los "Ensayos", le hizo olvidar por completo su fracaso anterior, estimulándole para reescribir el Tratado (obra que será publicada en 1748 con el título: "Ensayos filosóficos sobre el entendimiento humano"). En 1745 optó a la cátedra de ética de la Universidad de Edimburgo, plaza que no obtuvo probablemente por su reputación de escéptico y ateo. Después de un año Inglaterra, como tutor privado del marqués de Annandale, fue invitado por el general St. Clair a una expedición que, inicialmente dirigida contra Canadá, acabó con una pequeña incursión en la costa francesa; posteriormente, en 1747, fue invitado por el mismo general a acompañarle como secretario en una embajada militar por las cortes de Viena y Turín. Estas últimas actividades le permiten mejorar su situación económica.

En 1749 regresa a Escocia, donde volverá a pasar dos años con su hermano en su casa de campo, publicando algunas obras más. En 1752 se instala en Edimburgo donde fue nombrado bibliotecario de la facultad de Derecho, dedicando su actividad filosófica más bien a problemas históricos, sociales y políticos, como pone de manifiesto las obras publicadas a partir de entonces.

En 1763 recibió la invitación del conde de Hertford de acompañarle a París como secretario de embajada. Rechazada la invitación en principio, Hume la aceptó ante la insistencia del conde, dirigiéndose a París donde permanecerá hasta 1766, participando en las actividades de los eciclopedistas y los círculos ilustrados y entablando amistad con algunos de los personajes destacados de la época, como Rousseau.

A su regreso a Londres fue nombrado "subsecretario de estado para el departamento septentrional", que se ocupaba de los asuntos diplomáticos con los países situados al norte de Francia, cargo que no estaba remunerado y que desempeñó durante dos años, hasta 1769. Ese año regresará a Edimburgo, continuando sus actividades de estudio e investigación.
En 1775 fue aquejado de unas dolencias en los intestinos y un año después, temiendo un mal desenlace de la enfermedad, escribió la breve autobiografía Mi vida, una oración funeral a sí mismo.
Primeras obras
En 1734, tras unos meses en Bristol, dejó el estudio autodidacta y realizó experimentos mentales en La Fleche (Anjou, Francia). Durante los cuatro años que permaneció allí, diseñó su plan de vida, como escribiría en De mi propia vida, decidiendo «hacer que una estricta frugalidad supla mi falta de fortuna, para mantener mi independencia intacta, y para considerar todos los objetos contingentes excepto la mejoría de mi talento para la literatura». En La Fleche completó Tratado de la naturaleza humana a la edad de veintiséis años. Aunque hoy en día se considera al Tratado el trabajo más importante de Hume y uno de los libros más relevantes de la historia de la filosofía, el público británico le dispensó una fría acogida. El mismo Hume describió la falta de reacción popular ante la publicación de su Tratado en 1739–40 al escribir que «Nacido muerto desde la imprenta, sin ni siquiera alcanzar la distinción necesaria para levantar un murmullo entre los fanáticos. Pero, de temperamento alegre y optimista, me recuperé pronto de la decepción y proseguí con ardor mis estudios». Entonces escribiría Un resumen de un libro publicado recientemente; titulado, Tratado de la naturaleza humana. Donde el argumento central del libro se ilustra y explica. Sin revelar su autoría, intentó hacer su trabajo más intelegible acortándolo, pero incluso esta labor publicitaria erró en su propósito de despertar el interés en el Tratado.
Tras la publicación de Ensayos de moral y política en 1744 solicitó una cátedra de ética y pneumática (psicología) en la Universidad de Edimburgo, pero fue rechazado. Durante la Rebelión Jacobita de 1745 fue tutor del Marqués de Annandale. Fue entonces cuando comenzó su gran trabajo histórico Historia de Gran Bretaña (libro), que tardaría 15 años en acabar y cuya extensión supera el millón de palabras, y fue publicado en seis volúmenes entre 1754 y 1762. En 1748 ejerció durante tres años como secretario del General St Clair durante los que escribiría Ensayos filosóficos acerca del entendimiento humano, que se publicaría más tarde con el nombre de Investigación sobre el entendimiento humano. Esta obra no alcanzaría más éxito que el Tratado.
Hume fue acusado de herejía, pero sus amigos le defendieron alegando que al ser ateo estaba fuera de la jurisdicción de la Iglesia de Escocia. A pesar de resultar absuelto y posiblemente debido a la oposición de Thomas Reid de Aberdeen, que durante ese año criticó su metafísica desde el cristianismo, le fue denegada la cátedra de filosofía en la Universidad de Glasgow. En 1752, como relata en De mi propia vida, «La facultad de derecho me eligió como bibliotecario, un empleo por el que recibía escasos o nulos emolumentos, pero que puso bajo mi mando una gran biblioteca». Esta biblioteca le proporcionó las fuentes que le permitieron continuar con las investigaciones históricas necesarias para la escritura de su Historia.
El reconocimiento de su obra
Hume se granjeó notoriedad como ensayista e historiador. Su gigantesca Historia de Gran Bretaña desde los reinos sajones hasta la Revolución Gloriosa se vendió mucho en su época. En ella, Hume presentaba al hombre como una criatura de costumbres, predispuesto a someterse en silencio al gobierno establecido a menos que se enfrente a la incertidumbre. Según él, sólo las diferencias religiosas podían desvíar al hombre de sus vidas cotidianas para hacerle pensar en política.
Hay un relato (probablemente falso) sobre David Hume y su supuesto ateísmo. En él, Hume cae de su caballo en un barrizal y se empieza a hundir. Entonces pasa por allí una anciana y pía dama. Cuando ve al célebre ateo agitando sus brazos en un intento de salvar su vida se acerca al borde y le mira. Hume le suplica a la dama que le acerque una rama para poder escapar, pero ella responde que se niega a menos que proclame su devoción a Dios Todopoderoso. Hume finalmente hace lo que le pide y la dama le ayuda a salir.
De 1763 a 1765 Hume ejerció como secretario de Lord Hertford en París, donde se ganó la admiración de Voltaire y fue agasajado por las damas de la alta sociedad. Allí trabó una amistad con Rousseau que más tarde se estropearía. Escribió sobre su estancia en París «A menudo añoré la tosquedad de The Poker Club de Edimburgo... para corregir y rectificar tanta exquisitez». En 1768 se estableció en Edimburgo. En 1770, el filósofo alemán Immanuel Kant avivó el interés por los trabajos filosóficos de Hume al declarar que le habían despertado de «sueños dogmáticos» (circa) y desde entonces gozó del reconocimiento que había perseguido durante toda su vida.
James Boswell visitó a Hume pocas semanas antes de su muerte. Hume le dijo que sinceramente veía la vida después de la muerte como «el capricho más irracional». Hume escribió su propio epitafio: «Nacido en 1711, Muerto en 1776. Dejando a la posteridad que añada el resto» que está grabado conjuntamente con el año de su fallecimiento en la «sencilla tumba romana» que dejó escrito que prefería y que está situada, como deseaba, en la ladera este de Calton Hill, desde la que se ve su casa, en el número 1 de St David Street del New Town de Edimburgo.
Ideas e impresiones
Hume cree que todo el conocimiento humano proviene de los sentidos. Nuestras percepciones, como él las llamaba, pueden dividirse en dos categorías: ideas e impresiones. Así define estos términos en Investigación sobre el entendimiento humano: «Con el término impresión me refiero a nuestras más vívidas impresiones, cuando oímos, o vemos, o sentimos, o amamos, u odiamos, o deseamos. Y las impresiones se distinguen de las ideas, que son impresiones menos vívidas de las que somos conscientes cuando reflexionamos sobre alguna de las sensaciones anteriormente mencionadas». Más adelante precisa el concepto de las ideas, al decir «Una proposición que no parece admitir muchas disputas es que todas nuestras ideas no son nada excepto copias de nuestras impresiones, o, en otras palabras, que nos resulta imposible pensar en nada que no hayamos sentido con anterioridad, mediante nuestros sentidos externos o internos». Esto constituye un aspecto importante del escepticismo de Hume, en cuanto equivale a decir que no podemos tener la certeza de que una cosa, como Dios, el alma o el yo, exista a menos que podamos señalar la impresión de la cual,esa idea, se deriva.
El problema de la causalidad
Cuando un acontecimiento continuamente sucede tras otro, la mayoría de la gente piensa que una conexión entre ambos acontecimientos hace que el segundo suceda al primero (post hoc ergo propter hoc). Hume desafió a esta creencia en su primer libro Tratado de la naturaleza humana y más tarde en su Investigación sobre el entendimiento humano. Se dio cuenta de que aunque percibimos que un elemento suceda al otro, no percibimos ninguna condición necesaria y suficiente entre los dos. Y, de acuerdo con su epistemologia escéptica, sólo podemos confiar en el conocimiento que adquirimos a través de nuestras percepciones. Hume declaró que nuestra idea de causalidad consiste en poco más que la esperanza de que ciertos acontecimientos se den tras otros que los preceden.«No tenemos otra noción de causa y efecto, excepto que ciertos objetos siempre han coincidido, y que en sus apariciones pasadas se han mostrado inseparables. No podemos penetrar en la razón de la conjunción. Sólo observamos la cosa en sí misma, y siempre se da que la constante conjunción de los objetos adquiere la unión en la imaginación»(Hume, 1740: 93). En realidad no podemos decir que un acontecimiento causó al otro. Todo lo que sabemos es con seguridad que un acontecimiento está correlacionado con el otro. Para describir esto, acuñó el término conjunción constante. Que consiste en que cuando vemos cómo un acontecimiento siempre causa otro lo que en realidad estamos viendo es que un acontecimiento ha estado siempre en conjunción constante con el otro. En consecuencia, no tenemos ninguna razón para creer que el primero causó al segundo, o que continuarán apareciendo siempre en conjunción constante en el futuro (Popkin y Stroll, 1993: 268). La razón por la que presentamos este comportamiento no es que la causa-efecto sea el comportamiento de la naturaleza, sino los hábitos de la psicología humana (Popkin y Stroll, 1993: 272).
Esta concepción le quita toda la fuerza a la causación, y otros humeanos posteriores, como Bertrand Russell han deshechado la misma noción de causación aduciendo que es un tipo de superstición. Pero esto desafía al sentido común, creando el problema de la causación – ¿Qué justifica nuestra confianza en la existencia de una conexión causal y de qué clase de conexión podemos saber? – un problema para el que no se ha encontrado solución. Hume sostuvo que tanto nosotros como otros animales tenemos una tendencia instintiva a creer en la causación debido al desarrollo de hábitos de nuestro sistema nervioso, una creencia que no podemos eliminar, pero que no podemos probar mediante ningún argumento, deductivo o inductivo.
El problema de la inducción
En Investigación sobre el entendimiento humano (EHU), §4.1.20-27, §4.2.28-33.,[2] Hume articuló su tesis de que todo el razonamiento humano pertenece a dos clases, Relaciones de ideas y Hechos. Mientras que las primeras involucran conceptos abstractos como las matemáticas y están gobernadas por las certezas deductivas, los segundos comportan la experiencia empírica donde todos los razonamientos son inductivos. Dado que de acuerdo con Hume no podemos conocer nada de la naturaleza con anterioridad a la experimentación, incluso un hombre racional sin experiencia «no podría haber inferido de la transparencia y la fluidez del agua que sofocaría su sed, o a partir de la luz y el calor del fuego que le consumiría»(EHU, 4.1.6) Así que todo lo que podemos decir, pensar o predecir de la naturaleza debe venir de la experiencia previa, lo que lleva a la necesidad de la inducción.
La inferencia inductiva presupone que se puede confiar en los actos pasados como regla a partir de la que se puede predecir el futuro. Por ejemplo, si en el pasado ha llovido el 60% del tiempo cuando se dan unas condiciones atmosféricas determinadas, entonces en el futuro probablemente lloverá un 60% del tiempo si se dan las mismas condiciones. Pero aún queda el problema de cómo justificar tal inferencia, conocida como el principio de inducción. Hume sugirió dos posibles justificaciones, que sin embargo rechazó:
La primera justificación descansa en la suposición, tomada como una necesidad lógica, de que el futuro debe de parecerse al pasado. Pero Hume puntualiza que podemos concebir un mundo caótico y errante en el que el futuro no tiene nada que ver con el pasado – o un mundo como el nuestro hasta el presente, que llegado a un punto cambia totalmente. Así que nada hace que el principio de inducción sea una necesidad lógica.
La segunda justificación, más modesta, apela a los éxitos anteriores de la inducción – en el pasado ha funcionado en la mayoría de las ocasiones, así que probablemente seguirá haciéndolo en el futuro. Pero, como Hume comenta, esta justificación hace uso del razonamiento circular en un intento de justificar la inducción mediante la reiteración, lo que nos devuelve al punto de partida.
El notable filósofo del siglo XX Bertrand Russell, confirmó y elaboró el análisis de Hume del problema en su trabajo Los problemas de la filosofía, capítulo 6.[3]
A pesar de la crítica de Hume a la inducción, sostuvo que era superior a la deducción en el reino del pensamiento empírico. Tal y como declara: «esta operación de la mente, por la que podemos inferir los efectos de las causas y viceversa, es esencial para la subsistencia de todas las criaturas humanas, es probable que pueda confiarse más en ella que en las falacias de la deducción de nuestra razón, que es lenta en sus operaciones; no aparece en los primeros años de la infancia; y como mucho es, en cualquier edad y periodo de la vida humana, extremadamente proclive al error».(EHU, 5.2.22)
La teoría del yo
Tendemos a pensar que somos la misma persona que hace cinco años, aunque hemos cambiado en muchos aspectos. Podríamos empezar a pensar qué características han cambiado sin que cambie el yo. Hume, sin embargo, niega que haya una distinción entre las diferentes características de una persona y el misterioso yo que supuestamente las lleva puestas. Después de todo, como puntualizó Hume, cuando se experimenta con la introspección, se descubren pensamientos, sentimientos y percepciones, pero nunca se percibe ninguna sustancia que se pueda llamar “el yo”. Así que Hume llega a la conclusión de que no hay nada que se pueda llamar yo, aparte de una gran y efímera colección de percepciones.
Si las ideas estuvieran sueltas e inconexas sólo el azar podría unirlas, y es imposible que las mismas ideas formaran regularmente otras más complejas (cosa que hacen habitualmente) sin una cierta unión entre ellas, alguna cualidad asociativa por la cual una idea introduce naturalmente otra. [...] Está claro que en el transcurso del pensamiento y en la constante revolución de nuestras ideas, nuestra imaginación salta fácilmente de una idea a otra que se le parece, y que esta sola cualidad es un enlace suficiente para la imaginación. Resulta también evidente que los sentidos, al cambiar sus objetos, necesitan cambiarlos regularmente, y tomarlos como si estuvieran contiguos unos a los otros, la imaginación debe de acostumbrarse a adquirir el mismo método de pensamiento, y saltar por las partes del espacio y el tiempo al concebirlas como sus objetos.[4]
Según Hume, tales percepciones no pertenecen a nada. En lugar de eso, Hume compara el alma con una mancomunidad, que retiene su identidad no a causa de alguna única substancia, sino por estar compuesta de muchos elementos diferentes, relacionados y en constante cambio. La cuestión de la identidad personal pasa a ser una cuestión de caracterizar la cohesión de la experiencia personal de cada uno. En el apéndice del Tratado, Hume sin embargo dijo que no estaba satisfecho con esta explicación del yo, pero nunca volvería a tratar el asunto.
Razón práctica: instrumentalismo y nihilismo
La mayoría de las personas consideran algunas conductas más razonables que otras. Por ejemplo, comer papel de aluminio parece irracional. Pero Hume negó que la razón tuviera un papel importante cara a motivar o desalentar la conducta. Según él, la razón no es más que una calculadora de conceptos y experiencia. Lo que en definitiva importa es como nos sentimos respecto a la conducta. Su trabajo se asocia con la doctrina del instrumentalismo, que dice que una acción es razonable si y sólo sí sirve para alcanzar las propios deseos, sean los que sean. La razón puede participar solamente informando acerca de las acciones que serán más útiles para alcanzar las metas y deseos, pero nunca dirá qué metas y deseos se deben de tener. Así que si alguien quiere ingerir papel de aluminio la razón dirá dónde encontrarlo, y no hay nada irracional en el hecho de comerlo o en querer hacerlo (a menos que se tenga un deseo más fuerte de conservar la salud). Hoy en día, sin embargo, se aduce que Hume fue un paso más allá adentrándose en el nihilismo, pues dijo que no había nada irracional en frustrar los propios deseos y metas. Tal conducta sería anormal, pero no sería contraria a la razón.
Ética
Hume trató la ética por primera vez en Tratado de la naturaleza humana. Más tarde extrajo y extrapoló las ideas allí propuestas en un ensayo más corto titulado Investigación sobre los principios de la moral. La aproximación de Hume a los problemas morales es fundamentalmente empírica. En lugar de decir cómo debería de operar la moral, expone cómo realizamos los juicios morales. Tras proporcionar varios ejemplos llega a la conclusión de que la mayoría (si no todas) de las conductas que aprobamos lo hacemos para incrementar la utilidad pública. Sin embargo, al contrario que el también empirista Thomas Hobbes, Hume declara que no sólo realizamos juicios morales teniendo en cuenta nuestro propio interés, sino también el de nuestros conciudadanos. Hume defiende esta teoría de la moral al asegurar que nunca podemos realizar juicios morales basándonos únicamente en la razón. Nuestra razón trata con hechos y extrae conclusiones a partir de ellos, pero no nos puede llevar a elegir una opción sobre otra; sólo los sentimientos pueden hacerlo. Este argumento contra la moral fundamentada en la razón forma parte hoy en día de los argumentos antirealistas.
Por tanto, Hume niega la existencia de una "razón práctica" y la posibilidad de una fundamentación racional de la ética. El objeto de la moral (pasiones, voliciones y acciones) no es susceptible de ese acuerdo o desacuerdo entre las ideas sobre las que se basan lo verdadero y lo falso. Si la razón no puede ser la fuente del juicio de valor, habrá que buscarlo en el sentimiento, que surge espontáneo en nosotros ante acciones susceptibles de lo que consideramos valoración moral. El análisis de este sentimiento revela que es una forma de placer o de "gusto". Ello le lleva a excluir de la moral todo rastro de austero moralismo o de mortificación del alma o del cuerpo, porque el fin de la moral es la felicidad y el gozo de vivir del mayor número de hombres posible.
Igualmente duro se muestra Hume ante el problema religioso. Menoscaba la pretensión de las pruebas de la existencia de Dios, y niega su existencia apelando al problema del mal en el mundo. La religión tiene su origen en el sentimiento de miedo de la gente y en la ignorancia de las causas de los eventos terribles de la naturaleza. En su libro Historia natural de la religión, defiende una evolución a partir del politeísmo, hasta llegar a la idea abstracta de la divinidad propia de las religiones monoteístas.
Determinismo y libre albedrío
Muchos han advertido el conflicto aparente entre el libre albedrío y el determinismo – si las acciones que se relizan estaban predeterminadas desde hace miles de millones de años, entonces ¿Cómo es que podemos decidir? Pero Hume advirtió otro conflicto, al ver el problema desde la perspectiva contraria: el libre albedrío es incompatible con el indeterminismo. Si las acciones realizadas no están determinadas por los acontecimientos anteriores entonces las acciones son completamente aleatorias. Además, y de más importancia para la filosofía humana, no están determinadas por el carácter o la personalidad – los deseos, las preferencias, los valores, etc. Pero, ¿Cómo podría ser alguien responsable de una acción que no es consecuencia de su carácter, sino que ocurre de forma aleatoria? El libre albedrío parece necesitar del determinismo, porque de lo contrario el agente y la acción no estarían conectados. Así que, mientras que el libre albedrío parece contradecir al determinismo, al mismo tiempo necesita del determinismo. La concepción de Hume de la conducta humana tiene causas, y por lo tanto al hacer a las personas responsables por sus acciones se debería intentar recompensarlas o castigarlas de tal forma que intentaran hacer lo que es moralmente deseable e intentaran evitar hacer lo que es moralmente indeseable.
El problema del ser y el deber ser
Hume se percató de que muchos escritores hablaban sobre lo que debería ser partiendo de la base de lo que es; pero hay una gran diferencia entre las proposiciones descriptivas (lo que es) y las prescriptivas (lo que debe ser) (ver libro III, parte I, sección I del Tratado de la naturaleza humana). Hume pide a los escritores que se pongan en guardia ante estos cambios sin aportar explicaciones acerca de como se supone que las proposiciones prescriptivas deben de seguirse de las declarativas. La cuestión de ¿con qué exactitud se puede derivar el 'deber' del 'ser'? ha llegado a ser una de las cuestiones centrales de la teoría ética, y a Hume se le adjudica normalmente la opinión de que tal derivación es imposible (otros interpretan que Hume no dijo que una aserción fáctica no puede devenir en una aserción ética, sino que no podía hacerse sin prestar atención a los sentimientos humanos). Hume es probablemente uno de los primeros escritores que realizó una distinción entre lo normativo (lo que debería ser) y lo positivo (lo que es). G. E. Moore defendió una posición similar con su argumento de la pregunta abierta, en un intento de refutar cualquier identificación entre las propiedades morales y las naturales—la llamada falacia naturalista.
Utilitarismo
Hume, junto con los demás miembros de la ilustración escocesa, fue probablemente el primero en proponer que la razón de los principios morales puede buscarse en la utilidad que tratan de promover. El papel de Hume, sin embargo, no debe de sobreestimarse; fue Francis Hutcheson el que acuñó el lema del utilitarismo: «la mayor felicidad para el mayor número». Pero fue tras leer el Tratado de Hume cuando Jeremy Bentham sintió por primera vez la fuerza del sistema utilitario. Sin embargo, el proto-utilitarmismo de Hume es peculiar. No cree que la adición de unidades de utilidad proporcione la forma de llegar a la verdad moral. Al contrario, Hume era un sentimentalista moral y, como tal, pensaba que los principios morales no podían justificarse intelectualmente. Algunos principios simplemente nos parecen mejores que otros; y la razón de por qué los principios utilitarios nos parecen mejores es porque favorecen nuestros intereses y los de nuestros coetáneos, con los que simpatizamos. Los seres humanos están fuertemente predispuestos a aprobar normas que promuevan la utilidad pública de la sociedad. Hume usó esta idea para explicar cómo evaluamos un amplio abanico de fenómenos, desde las instituciones sociales y políticas gubernamentales a los rasgos de la personalidad.
El problema de los milagros
Para Hume, el único apoyo de la religión más allá del estricto fideísmo son milagros, pero añadió que no eran gran cosa. Dio muchos argumentos, todos a partir de su concepción de milagro: una violación de las leyes de la naturaleza. Su definición exacta de milagro se puede encontrar en su Investigación sobre el entendimiento humano, donde dice que los milagros son violaciones de las leyes naturales y por tanto son muy improbables. Se ha criticado esta idea mediante el contraargumento de que tal dictado asume el carácter de los milagros y las leyes de la naturaleza antes de examinar los milagros, lo que es una sutil forma de dar por sentada la conclusión. También puntualizaron que este razonamiento apela a la inferencia inductiva, problemática en la filosofía humana, pues nadie ha observado todos los acontecimientos de la naturaleza ni examinado todos los posibles milagros (por ejemplo, los que no han sucedido todavía). Otra oposición a este argumento parte de que el testimonio humano nunca puede ser suficientemente digno de confianza para contradecir la evidencia de las leyes de la naturaleza. Este punto de vista se ha aplicado a la cuestión de la resurrección de Jesús, respecto a la que Hume no dudó en preguntar, «¿Qué es más probable – que un hombre ascienda de entre los muertos o que el testimonio esté, de alguna forma, errado?». Esta pregunta es similar a la navaja de Occam. Este argumento es la espina dorsal del movimiento escéptico y todavía constituye un problema para los historiadores de la religión.
El argumento del diseñador
Uno de los argumentos más antiguos y utilizados para demostrar la existencia de Dios es el argumento teleológico – que todo el orden y el propósito es un indicio de su origen divino. Hume hizo la crítica clásica a este argumento en Diálogos sobre religión y en Investigación sobre el entendimiento humano y, aunque el asunto está lejos de estar resuelto, muchos creen que Hume refutó el argumento con éxito. Su argumentación se sostiene en que:
Para que el argumento sea cierto, debe de ser verdadero que el orden y el propósito se observen cuando resulten de un diseño. Pero se puede observar el orden con frecuencia en procesos carentes de planificación como la cristalización. El diseño sólo es causante de una minúscula parte de nuestra experiencia.
Además, el argumento del diseñador se basa en una analogía incompleta: dada nuestra experiencia con los objetos, podemos reconocer los diseñados por el hombre, comparando por ejemplo un montón de piedra con una pared. Pero para reconocer un universo diseñado necesitamos conocer una variedad de universos diferentes. Como sólo podemos conocer uno, la analogía no puede aplicarse.
Incluso si el argumento fuera perfectamente válido, no podría establecer un teísmo robusto; pues se puede llegar fácilmente a la conclusión de que la configuración del universo es el resultado de un agente o agentes no inteligentes cuyos métodos sólo tienen una remota similitud con el diseño humano.
Si un mundo natural ordenado necesita de un diseñador, entonces la mente de Dios (que es ordenada) también necesita un diseñador. Entonces, este diseñador necesita de otro diseñador, y así ad infinitum. Se podría responder apelando a una inexplicablemente mente divina auto-ordenada; pero entonces por qué no contentarse con un inexplicablemente auto-ordenado mundo?
A menudo, cuando se trata del propósito, cuando parece que el objeto X tiene la característica C para poder lograr la recompensa O, se puede explicar mejor mediante un filtrado: es decir, el objeto X no existiría si no tuviese la característica C, y la recompensa O sólo es una proyección de las metas humanas en la naturaleza. Esta explicación de la teleología anticipó la idea de selección natural.
Conservadurismo y teoría política
Muchos ven a David Hume como un conservador, y en ocasiones se le llama el primer filósofo conservador. Expresó su desconfianza por los intentos de reformar la sociedad para llevarla lejos de la costumbre establecida, y aconsejó a los pueblos que no se rebelasen contra sus gobernantes excepto en casos de tiranía flagrante. Sin embargo, se resistió a tomar parte por ninguno de los partidos políticos británicos, los Whigs y los Tories, y creía que se debe equilibrar el anhelo de libertad con la necesidad de una autoridad poderosa, sin sacrificar ninguna de las dos. Apoyó la libertad de prensa y se mostró simpatizante de la democracia, aunque con restricciones. Se ha dicho que fue una gran inspiración para James Madison, en particular para el libro Federalista Nº 10. También se mostró optimista respecto al progreso social, pues creía que gracias al desarrollo económico que resulta de la expansión del comercio las sociedades progresaban desde la barbarie a la civilización. Según él, las sociedades civilizadas son abiertas, pacíficas y sociables, y sus ciudadanos son, en consecuencia, mucho más felices.
Aunque fuertemente pragmático, Hume produjo un ensayo titulado Idea de la mancomunidad perfecta, donde detallaba qué reformas se deberían acometer, que incluían la separación de poderes, descentralización, extender el sufragio a todo el que tuviera propiedades de valor y limitar el poder de la iglesia. Propuso el sistema del ejército Suizo como la mejor forma de protección. Las elecciones deberían de tener lugar anualmente y los representantes del pueblo no deberían de cobrar emolumentos.
Contribuciones al pensamiento económico
En el transcurso de sus argumentaciones políticas, Hume desarrolló muchas ideas que gozan de prevalencia en la economía, principalmente acerca de la propiedad intelectual, la inflación y el comercio exterior.
La concepción humana de la propiedad privada es que la propiedad privada no es un derecho natural, pero se justifica porque es un bien limitado. Si todos los bienes fueran ilimitados y estuvieran disponibles, entonces la propiedad privada no tendría sentido. Hume creía en la distribución desigual de la propiedad, dado que la igualdad perfecta destruiría las ideas de industria y el ahorro, lo que llevaría al empobrecimiento.
Hume se cuenta entre los primeros que desarrollaron un flujo precio-especie automático, una idea que contrasta con el sistema mercantil. Expuesto en una forma simplificada, cuando un país incrementa sus flujos entrantes de oro, esto resulta en una inflación de precios, que dejará sin comerciar a países que lo habrían hecho de no haber dicha inflación. Esto redunda en un decremento del flujo entrante de oro a largo plazo.
Hume también propuso una teoría de la inflación beneficiosa. Creía que incrementar el suministro de dinero avivaría la producción a corto plazo. Este fenómeno estaría ocasionado por un margen entre el incremento del suministro de dinero y los precios. El resultado es que los precios no se elevarían a corto plazo y puede que no lo hicieran nunca. Esta teoría se desarrolló más tarde por John Maynard Keynes.
Racismo
Esta controvertida nota al pie aparece en el original del ensayo De los caracteres nacionales:
Sospecho que los negros y en general todas las otras especies de hombres (de las que hay unas cuatro o cinco clases) son naturalmente inferiores a los blancos. Nunca hubo una nación civilizada que no tuviera la tez blanca, ni individuos eminentes en la acción o la especulación. No han creado ingeniosas manufacturas, ni artes, ni ciencias. Por otra parte, entre los blancos más rudos y bárbaros, como los antiguos alemanes o los tártaros de la actualidad, hay algunos eminentes, ya sea en su valor, forma de gobierno o alguna otra particularidad. Tal diferencia uniforme y constante no podría ocurrir en tantos países y edades si la naturaleza no hubiese hecho una distinción original entre estas clases de hombre, y esto por no mencionar nuestras colonias, donde hay esclavos negros dispersados por toda Europa, de los cuales no se ha descubierto ningún síntoma de ingenio; mientras que la gente pobre, sin educación, se establece entre nosotros y se distinguen en todas las profesiones. En Jamaica, sin embargo, se habla de un negro que toma parte en el aprendizaje, pero seguramente se le admira por logros exiguos, como un loro que ha aprendido a decir varias palabras.
Debe de tenerse en cuenta que esta forma de racismo era habitual en la cultura europea de la época de Hume. Podría haber sido un 'hijo de su época' en ese aspecto, o incluso, por la forma especulativa en que esta nota está escrita, podría haber aplicado un ejemplo de una de sus propias reflexiones sobre la causalidad, tratada más arriba: una "conjunción constante" entre las personas de otras razas que conocía y los logros de las mismas.

2) ObRaS:

Principales obras de Hume ordenadas cronológicamente
"Tratado sobre la naturaleza humana", publicada en tres volúmenes entre1739-1740.
"Ensayos sobre moral y política", 1741-1742.
"Investigación sobre el entendimiento humano", 1748. (En esta obra se retoman los temas del Tratado, presentados ahora con mayor rigor, según las propias palabras de Hume, debiendo tomarse esta obra como referencia de su pensamiento en lugar del Tratado, que queda desautorizado por el autor. La primera edición se publicó con el título "Ensayos filosóficos sobre el entendimiento humano", siendo conocido esta obra con el título anteriormente citado a partir de la segunda edición de 1758).
"Investigación sobre los principios de la moral", 1751.
"Discursos políticos", 1752.
"Historia de Gran Bretaña", 1756. (De Jaime I a Carlos I).
"Historia de Gran Bretaña", 1756. (De Carlos I a la revolución de 1688).
"Cuatro disertaciones: Historia natural de la religión. De las pasiones. De la tragedia. Del criterio del gusto", 1757.
"Historia de Inglaterra bajo los Tudor", 1759.
"Historia de Inglaterra, de la invasión de Julio César al reinado de Enrique VII", 1761.
"Diálogos sobre la religión natural", escritos antes de 1752, publicados en 1779.
"Dos ensayos: De la inmortalidad del alma. Del suicidio", 1777.

3) PeNsAmIeNtO fIlOsOfIcO:
Términos filosóficos explicados: Asociación de Ideas - Ciencia de la naturaleza humana - Conocimiento de cuestiones de hecho - Conocimiento de relaciones entre ideas - Creencia - Criterio empirista de conocimiento - Critica a la posibilidad del conocimiento de Dios - Critica a la idea de substancia - Critica a la idea del yo como substancia - Critica a la tesis del conocimiento de la realidad exterior - Critica al innatismo - Critica a la relación de causalidad - Deísmo - Emotivismo moral - Empirismo - Empirismo inmaterialista - Experiencia - Fenomenismo - Hábito o costumbre - Ideas: concepto y tipos - Ilustración - Imaginación - Impresiones: concepto y tipos - Leyes de la asociación: causa y efecto, contigüidad y semejanza - Percepciones: concepto y tipos - Psicologismo - Racionalismo moral - Sentimiento moral - Yo o alma o mente

La medida de todas las cosas es el hombre, él decide lo bueno, lo bello y lo verdadero; al menos, nada más allá de él mismo se puede asegurar. Naturalmente su decisión no es consciente ni voluntaria, pues son los mecanismos que, ocultos y en silencio, trabajan en su psiquismo, los responsables de esta "creación del mundo". David Hume se propone descubrirlos. El conocimiento, es conocimiento humano, de un ser más sensible que racional; sus decisiones morales se hacen desde los sentimientos y se miden por la felicidad que pueden promover. No sabemos cómo llegar a lo trascendente, a lo metafísico (Dios, el alma, la Realidad); vivimos encapsulados en nuestra subjetividad finita y sensorial. Tal es la filosofía de David Hume, imprescindible para comprender las muy diversas formas de empirismo contemporáneo, herederas de un modo u otro de la filosofía de Hume (suave y moderada en su estilo y forma, y radical en su planteamiento y conclusiones).
Agunas de sus pensamientos filosoficos defienden en:
Racionalismo moral que dice:Esta teoría mantiene que la distinción entre lo bueno y lo malo tiene su origen en la razón. Para Hume la razón tiene cierto papel en el tema moral; para mostrarlo comienza señalando que la alabanza o censura moral parecen estar relacionadas con la utilidad de las cualidades (amabilidad, veracidad, honestidad, ..) o de la acción (justicia, mentira, robo) moralmente valorada. Las acciones y cualidades se premian o se castigan en función de sus consecuencias: si se sigue de ellas una mejora individual o social se premian, si perjudican se castigan. Y la razón puede tener aquí algún papel pues nos enseña qué medios utilizar para conseguir lo beneficios para la sociedad. Pero Hume considera que es insuficiente, y ni siquiera lo más importante:
es incapaz de dar fines finales a la conducta humana;
los sentimientos son los responsables últimos de la conducta moral.


4) ApLiCaCiOnEs FiLoSoFiCaS:
Legado
Aunque Hume escribió sus obras en el siglo XVIII, su trabajo sigue siendo relevante en las disputas filosóficas de la actualidad, lo que contrasta con las aportaciones de muchos de sus contemporáneos. A continuación se ofrece un sumario de sus trabajos filosóficos más influyentes.



5) LiNks:
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